Me niego a abandonar la resistencia o hacer caso a los que dicen que mejor no actuar, que ya se pasará o que respondiendo les das más oportunidades. Cuando me pongo así, viene a mi memoria la escena en la cervecería de “Cabaret”, película impagable, y la pregunta de Michael York en medio de la euforia nazi: ¿seguro que los vais a poder controlar?
Las cosas suceden sin freno en toda Europa, la campaña, no ya de desinformación sino de manipulación total y absoluta, expandiendo bulos, se multiplica. Bulos que seguro calan por aquello tan de la propaganda de la extrema derecha: repite insistentemente una mentira, que alguien se la creerá. Y de tan burdos que son, me llevan a la conclusión de que existen una parte de la población de muy bajo nivel o que directamente, quieren ser convencidos si se hacen eco de semejantes majaderías. Porque lo que se está diciendo, a raíz de los nuevas leyes de “concordia” de PP y VOX, es a la historia como a la geografía decir que la tierra es plana, a la medicina que beber lejía cura infecciones o en hostelería que hay que echarle chorizo a la paella.
Pero cuidado, que están subiendo la apuesta. Esta semana de aprobación del dislate en las cortes valencianas, el presidente puso entre él y su vicepresidente, el torero de VOX que dice que no están para explicar historia, una foto de Miguel Hernández. Muchos se escandalizaron, pero la brigada de defensa salió a las redes, conocedores de la enfermedad que acabó con el poeta para gritar a los cuatro vientos que nadie lo mató. Primero: ¿qué hacía en prisión? Eso está justificado, era rojo. Y después, hay muchas formas de apretar el gatillo, basta una deficiente o inexistente atención médica. Pero no contento con eso, el presidente salió citando al periodista Manuel Chaves Nogales, para hablar de concordia. Se le olvidó decir que murió en el exilio denunciando la situación de España. Nada, una minucia. Otro que, sin duda, lo mereció.
Lo que sí están repitiendo es el argumento que utilizó zafiamente la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, al decir lo del golpe de estado del PSOE en el 34 y su culpabilidad en la guerra, en ese acto organizado por las Nuevas Generaciones. Lo que ocurre es que ahora el que lo dice es el señor García Margallo. Se pasea por las teles con aire de suficiencia, intentando que todos los demás parezcan radicales peligrosos frente a su tono de ecuanimidad. Pues bien, lo primero que dice es que él ha sido el único ministro en ir a Mauthausen. Claro, si tenemos en cuenta que dijo que los periodistas no están para rebatir a los entrevistados si estos mienten, que han de callar y simplemente hacer de anotadores… Lo que sí podía haber dicho con seguridad es que ninguno de los suyos fue usuario de ese campo u otros, como sí lo fue el ministro Jorge Semprún.
Después entró en los argumentos sobre la República, a preguntas de Gemma Nierga. Que Azaña había dicho que la República sería de izquierdas o no sería, que si hubo cinco golpes de estado durante ese periodo, que si la CEDA era democratacristiana… Conclusión: tenía que acabar en desastre. Y el tipo lo dijo todo serio y sentando cátedra, que para eso había sido ministro de Asuntos Exteriores. En primer lugar, manipular frases está muy feo. Azaña dijo: “La República será democrática o no será”, señor ministro. Después, le informo del sentido de la frase. El mismo Azaña aclaró que no iban a cambiar a un rey por otro señor tutelado por las fuerzas reaccionarias. Las reformas sólo podían venir de un lado.
Cinco golpes de estado, cinco nada menos nos descubre el pseudohistoriador. Dos, el intento de Sanjurjo en el 32 y el de Franco en el 36. Los tres de los anarquistas son levantamientos que se han de analizar desde el punto de vista social y lo del 34, las ganas que tienen de poner al PSOE junto a golpe de estado. Pero lo peor es el argumento de la tradición más franquista, y por este camino van a tirar, de que la República fue un caos que provocó lo que provocó, el encausamiento de la víctima.
Y por último, la CEDA. Se escandalizó el señor ministro al insinuar levemente la periodista que la derecha estaba muy radicalizada. La CEDA era democratacristiana y Falange aparece en el 33… Y la CEDA también, no sé que dato de autoridad es ese. Por cierto en la CEDA hay tipos tales como Ramón Serrano Suñer, filonazi, o algo más curioso: José Antonio Primo de Rivera, el general Fanjul y atención, Francisco Franco. Estuvieron en la lista de la CEDA por Cuenca. Demócratas de toda la vida y cristianos, déjenme que lo dude. Un partido que saludaba brazo en alto al grito de ”Jefe,Jefe” cuando aparecía Gil Robles, que no hacía ascos al tratamiento.
La ofensiva está en marcha. Han encontrado un camino: los viejos argumentos del franquismo con un presentismo absolutamente impresentable. Vuelvo a lo de Miguel Hernández, cuyos versos fueron borrados del cementerio de La Almudena por el alcalde de Madrid, otro de los de la concordia que devuelve su calle al crucero Baleares, uno de los de la “desbandá”. Dedicado al presidente y al torero:
“Yugos os quieren poner
gentes de la yerba mala
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas”.