Los que me leen saben que hay una cosa que llevo muy mal y es que alguien pontifique sobre lo que no sabe. Los hay coyunturales, ya hemos visto la cantidad de epidemiólogos, vulcanólogos y ahora ingenieros energéticos que llevan años levantándose cada mañana pensando en ciclos combinados y oscilaciones. Pero hay un espécimen que me molesta especialmente por mi oficio, el de historiador, no el aficionado, sino el -en este caso, la- ignorante que no solo da datos sin ton ni son, sino que se permite dar una interpretación, que calificaré, con benevolencia, de dogmática. Los lanza a la cara con la prepotencia y chulería que da la ignorancia sin el más mínimo rubor, jaleada por adláteres que, una de dos, o son igual de ignorantes o cometen el mayor de los fraudes intelectuales, el de aplaudir una mentira.
Un escenario inmenso frente a la sede de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol sirvió para que la presidenta leyera su discurso. Ni las exequias fúnebres del Papa Francisco han merecido tanta parafernalia frente al templo de San Pedro. Pero vayamos a lo dicho a los cuatro vientos por Isabel Díaz Ayuso en un discurso todo él delirante, donde no hubo nada de institucional y mucho de odio y sectarismo.
Dos momentos son especialmente llamativos desde el punto de vista del historiador. Lee aplicadamente la presidenta (los animo a escuchar lecturas en clases de primaria) “la Hispania romana y visigoda que se empeñó ocho siglos en ser europea y occidental”. Es tal el disparate que no se sabe por dónde cogerlo. Racismo, xenofobia e ignorancia supina hay un rato, pero de historia ni rastro. Le basta con que delante de romanos pone Hispania, lo que no sé es cómo no ha comentado la bandera rojigualda que ondeaba ya en Atapuerca y con la que decidió vestirse para la ocasión. Y aviso para los del sur: no dejéis que se acerque a la Mezquita o la Alhambra, son vestigios del mal que asoló este país tan europeo durante ochocientos años.
Pero la segunda fue un órdago de los grandes, una enmienda a la totalidad de la historia contemporánea tanto europea como española. La retahíla de disparates fue tan grande que solo puede perpetrarse desde la ya mencionada prepotencia que da el ser una ignorante, una condición indispensable para no sentir ni atisbo de vergüenza. O tenerla de cemento armado, pasándose por el forro todo el conocimiento acumulado.
Sin embargo, es mejor ir por partes y citar lo que dijo: “Fue la invasión francesa de 1808 la que produjo la mayor destrucción de prosperidad de arte y de capacidad de influencia de la historia de España”. Literal. Ni siquiera leyendo es capaz de hilvanar una frase con sentido, porque ya me dirán qué significa eso de “prosperidad de arte” y “capacidad de influencia”. ¿De quién? ¿De la España de Carlos IV? Esta es de mis favoritas: “los historiadores económicos cifran en 150 los años de retraso económico derivados de la invasión, la guerra y el expolio de los franceses”. Que me diga quiénes son los citados para no leer nada que publiquen. Y después de 150 años, nada menos… Si me convierto en exégeta de Ayuso, significa que antes España era país de una gran prosperidad, adelantado a su tiempo y comparable a las potencias de su entorno y que lo recupera siglo y medio después. Vamos a ver, una sencilla cuenta: si contamos desde 1808, estamos hablando de 1958, año en que se estaba preparando el Plan de Estabilización para intentar reflotar la desastrosa economía española, por culpa de la invasión napoleónica, sin duda. La Guerra Civil, la autarquía franquista, nada de nada, los gabachos tienen la culpa. Si me voy a 1814 y sumo me sale 1964; esto debe ser, los años del desarrollismo franquista, los 25 años de paz, los años dorados del régimen. Franco sacó a España del hoyo de la invasión. No deja de ser normal en alguien de quien dicen los falangistas que sigue teniendo carné.
Pero avancemos. “Y le siguieron la inestabilidad, la división social, la politización de todo, las ideologías totalitarias, el nacionalismo, el comunismo, el fascismo, el guerracivilismo, la ruptura con Hispanoamérica. En fin, el siglo XIX lleno de revoluciones y de ruina”. Sigamos interpretando el pensamiento histórico de la lideresa. La Revolución francesa y demás procesos provocaron la entrada en el idílico mundo del Antiguo Régimen de un virus que acabó con todo y llevó el mundo a la ruina. ¡Viva el absolutismo! ¡Viva Fernando VII! ¡Vivan las cadenas! Maldito siglo XIX.
“A pesar de los meritorios esfuerzos de épocas como la Restauración”. ¡Acabáramos, haberlo dicho antes!, el modelo es la España de los caciques y el bipartidismo liberal, ya fuera conservador o un poco más liberalillo tras la conveniente manipulación electoral. ¡Viva Cánovas!
“No fue hasta la Transición Española que comienza en 1975, más el ingreso en la OTAN y luego en la Unión Europea cuando España empezó a recuperarse, a tener de nuevo una economía comparable al resto del mundo”… ¡Traidora! ¿Cómo se le ocurre? ¿Pero no habíamos dicho que lo de empezar a conmemorar a partir de 1975 con la muerte de Franco era cosa del “sanchismo”? ¿OTAN, Europa? Esta no sabe que fue con gobiernos socialistas…
En fin. Hoy me he alargado más de la cuenta, pero ya saben aquello que decía Marx: “Dejar un error sin refutación es una inmoralidad intelectual” y esto… Me ahorro los calificativos.
Dicen que volvería a ganar unas elecciones. Desconozco los arcanos del voto, pero una cosa es segura: todos los votos del mundo no curan la chulería, la prepotencia, el sectarismo y la ignorancia.