De forma parecida a su conocida intervención hace 12 años, ´Whatever it takes´, el ex presidente del BCE y ex primer ministro italiano, Mario Draghi, hace un llamamiento para reorientar el camino de la Unión Europea. En este caso, no son tres palabras sino un denso informe de 400 páginas.
Draghi hace un acertado diagnóstico de los retos que afronta la UE en un momento de profundas transformaciones. Su análisis ha de servir como hoja de ruta hacia la agenda de competitividad de la segunda Comisión Europea de Von der Leyen en este recién estrenado mandato. Recientemente, la UE ha mostrado gran capacidad de respuesta a la crisis del COVID con la creación de los fondos Next Generation que movilizarán 200.000 M e para España. Sin embargo, tenemos más problemas a la hora de comprometernos con un plan a largo plazo que sirva para impulsar la competitividad europea.
El eslogan que utilizamos en campaña europea, Mès Europa, enlaza de manera perfecta con la principal idea del Informe Draghi. Es necesario impulsar una mayor integración europea, con instrumentos de financiación comunes y una gobernanza más ágil. Si queremos competir con los grandes bloques económicos necesitamos una estrategia industrial conjunta que evite la situación actual: 27 estrategias diferentes y frecuente competencia directa entre Estados Miembros.
El informe estima que sería necesaria una inversión anual de más de 750.000 M e para la consecución de los objetivos fijados por la UE, principalmente relativos a la transición verde y la digital. A pesar de constatar que la mayoría de las inversiones han de venir del sector privado, Draghi apoya la emisión de deuda común como un paso necesario para poder asegurar los recursos que nos permitirán cumplir con nuestras metas, en línea con lo defendido por países como Francia, España o Italia.
En un mundo convulso, Draghi hace un claro llamamiento a avanzar en la autonomía estratégica de la UE. Debemos analizar nuestras mayores dependencias, en torno a criterios de resiliencia y de seguridad, e identificar los sectores que ofrecen las mejores oportunidades para la industria europea. El progreso en la industria de las baterías invita a pensar que las políticas industriales dirigidas a sectores estratégicos servirán para impulsar la reindustrialización de Europa. A pesar de que la Unión Europea tiene gran exposición al comercio internacional, Draghi ve oportuno reenfocar nuestra política comercial, hacia una posición más defensiva cuando sea necesario, en un contexto en el que los principales bloques económicos no respetan las normas que han de ser veladas por una OMC vulnerable.
Draghi también recomienda apostar de manera decisiva por la inteligencia artificial. Esta tecnología alberga un tremendo potencial para avanzar la investigación en sectores como el de la salud, así como para su integración en múltiples sectores industriales, todo esto en beneficio de la competitividad europea. En sus recomendaciones, el informe aboga por desarrollar la red de computadoras de alto rendimiento, como el MareNostrum5, en Barcelona, lo que servirá para aumentar la aplicación de IA y su democratización a lo largo y ancho de los sectores productivos.
En lo respectivo a la energía, Draghi considera fundamental acelerar la concesión de permisos para un rápido despliegue de las energías renovables. En línea con lo defendido por el Gobierno de España llama a avanzar hacia el desacoplamiento de los precios de las energías limpias de los precios del gas natural, un paso fundamental para asegurar una industria competitiva y aliviar las facturas que pagan los hogares europeos.
Ahora bien, cabe hacer una reflexión sobre otra de sus acertadas recomendaciones, la necesidad de simplificar la carga regulatoria y burocrática. Ésta no debe servir de Caballo de Troya para impulsar la desregulación a larga escala que ambiciona la derecha. Construir nuestra competitividad sobre estándares sociales más bajos no es el camino hacia la prosperidad compartida, idea sobre la que se construyó Europa. Como bien dice el MHP Salvador Illa, no hay que crear una falsa dicotomía entre sostenibilidad y competitividad por el otro.
En definitiva, si la Unión Europea quiere asegurar su competitividad y su autonomía en el futuro, no puede ignorar la llamada a la acción de este informe. Hemos de reunir la misma voluntad política y altura de miras que impulsó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero o, en palabras de Mario Draghi, la Unión Europea se arriesga a entrar en una lenta agonía.
Enlace al documento “The future of European competitiveness – A competitiveness strategy for Europe”